Regresión: la Soberbia.
Visualizo a un perro junto a un vagabundo en un callejón de Londres de los años 1930. Aparece de repente una señora de la alta sociedad buscando a su hijo.
Su reacción al ver al vagabundo es de
rechazo, asco, repulsión…
Encuentra al niño al final del
callejón, lo coge en sus brazos con cara de asco y vuelve a mirar al vagabundo
y al perro con cara altiva, chulesca y con desprecio.
Son mis sombras; parte de mi es como
esa señora: déspota, soberbia, altiva, pero NO quiero aceptarlo porque no me
gusta. Cuanto más niego lo que NO quiero ser, más me convierto en ello.
Reflexión: no negarse y aceptar lo
que forma parte de uno mismo, no por hacerlo significa que seas peor persona.
No querer ser más perfecta. Frenar mis juicios. Ver y ser consciente de lo que NO
aprendo.
Observar cada situación, lo que me
enseña, para conseguir aprender la lección y ser mejor persona. Sin juicio, sin
dolor, sin reproches!
Incorporar y ofrecerme, para poder
ofrecer a los demás.
Disculparme conmigo misma y aprender
el significado de la palabra CONDESCENDIENTE correctamente, sino me convertiré
en aquello que odio y me estancaré en lo que NO quiero SER.
El vagabundo me ha dado una lección y
me he pedido perdón por mi desprecio y mi soberbia.
Acepto que está en mí. Me permito
dudar de mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario