A corazón abierto, hoy os explico por
qué soy bloggera.
Estoy sentada en el sofá de casa, el ordenador encima de mis
piernas, suena de fondo la música de Emili Sandé y vuelvo a teletransportarme a
esos días de viajar como una pluma,
como un pájaro, sin prisas, saboreando y observando todo a mi alrededor. Nutriéndome
de todo, mis cinco sentidos estaban alerta, no daba abasto a todo lo que tenía
que asimilar, cuántos inputs nuevos para mí. Y sorprendentemente mis ojos
empiezan a humedecerse. ¿Me siento triste o simplemente es que me emociona
recordar esos días? No lo sé.