Viajando como una pluma

"Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre." Mahatma Gandhi (1869-1948).

Después de desprenderme de esa mochila emocional, así es como me siento: liviana, ilusionada, decidida, libre, caminado por la vida y viajando ligera como una pluma. Apasionada por viajar, aquí os presento mi experiencia personal, acerca de mi Viaje...

¡El fascinante viaje de Vivir!

"La Vida es un gran viaje, todos somos viajer@s de este mundo." Lara

¿Nos vamos viajer@s?

Faada

13 de febrero de 2015

#Día18: Palabras curiosas... ¡El Guachimán!





Hoy, mientras realizaba prospección por la ciudad, conversando con Rafael (el chófer de la empresa), no podía dejar de reírme mientras me contaba y me aclaraba el significado de alguna palabra que he escuchado desde que estoy aquí y que no sabía muy bien su significado... 

Algunas de ellas del tipo: concho, bomba, caé atrá, yaniqueque, tigre, pariguayo, mojón, vaina, voladora, chopo... a cuál más extraña para nosotros, pero de la que os quiero hablar hoy es del ¡guachimán!


"Sevende Dividi"...

"Pol fa bol"... ¡qué bueno!



La verdad es que en este país este personaje se ha convertido en una institución y ahora entenderéis porqué.

Aquí es muy típico "aplatanar" (adaptar) palabras que vienen del inglés y soltarlas tal como les suena mejor a ellos... ¡muy, muy divertido escucharlos ;-)!

¡Qué dicha! Ahí está el guachimán
¡What a blessing! There's the watchman...
TEXTO: Geizel Torres
IMÁGENES: Suresh 

Una noche tenía la misión –casi imposible- de encontrar un parqueo en la Zona Colonial. De pronto me salta al frente un hombre haciéndome señales con la mano… ¿Y éste qué quiere? Me preguntaba mil veces mientras el hombre se me acercaba.

-Oiga doña, deje el “carro” aquí que yo se lo cuido.

El hombre bonachón no solo me guío hasta donde estaba el preciado espacio sino que me guiaba a la hora de parquear ¡Quiébrelo todo! ¡Dele más… más… ahí! Y un golpecillo en la carrocería me indicaba que debía detener el auto. Esa noche me fui tranquila sabiendo que aquel “guachi” haría bien su trabajo y mi “carro” estaría vigilado.


El guachimán es un personaje que forma parte del panorama dominicano. En realidad la palabra es un derivado del inglés watchman, pero alguien la escuchó, la aplatanó y decidió bautizar con ella a todo aquel que se dedicara a custodiar cualquier propiedad.

Por eso, no solo es guachimán el que cuida “carros”; sino quien vigila de día o de noche, casas, apartamentos o negocios. Para ser honestos, su labor siempre va más allá, tienen la reputación de ser personas humildes y muy nobles, así que si el “carro” amanece con una goma pinchada seguro encontrará en el “guachi” del edificio un par de manos que le ayudarán.


Otro aspecto que les distingue en nuestro país es que  no siempre son empleados formales. Muchas veces son personas que por las circunstancias de la vida, decidieron dedicarse a este oficio; algunos (por ejemplo los que cuidan los “carros”) viven de las propinas que reciben por sus servicios. Otros trabajan con empresas de seguridad establecidas formalmente y ellos sí cuentan con un salario fijo, pero eso no es excusa para que de vez en cuando puedan “buscárselas” con una entradita extra de dinero.

De hecho, los servicios de seguridad son un importante sector dentro de la economía –aunque muchas veces informal- ya que se estima que hay al menos unas 30 mil personas empleadas que al año generan unos RD$20 mil millones. A pesar del peso de la cifra, estos trabajadores no siempre se llevan la mejor parte del negocio.


Ambrioris es el “guachi” que me ayudó a parquear aquella noche. Trabaja en los alrededores de la Zona Colonial en Santo Domingo y cuenta que en promedio los clientes le pagan entre RD$50 y RD$100 pesos por cuidarles el “carro”. Los fines de semana “la picota” puede elevarse aunque reniega de que los “carros” más finos son los que menos le dan.

En el caso de los que cuidan “carros”, ellos se identifican entre sí e incluso muchos tienen un tipo de uniforme que no suele ir más allá de un chaleco con cintas reflectoras. Además tienen bien repartidos los lugares donde pueden brindar sus servicios, cualquier otro que pretenda usurpar esas zonas encontrará una buena resistencia de sus colegas.

No obstante,  en ellos podemos encontrar gente siempre dispuesta ayudar, por eso cada vez que sigo dando vueltas en la calle y les veo me digo:


¡Qué dicha, ahí está el guachimán!


Continurará...

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