Fuente: Wikipedia
S-21, también conocido "Oficina S-21" o Santebal (en idioma jemer "Seguridad Especial"), fue un centro de interrogación, tortura y ejecución creado por el régimen de los jemeres rojos en Phnom Penh para eliminar personas consideradas enemigas del Estado de la Kampuchea Democrática. "S-21" significa "Prisión de Seguridad 21" y fue creada en las instalaciones de un antiguo y prestigioso "Instituto Tuol Svay Prey". También se le conoció como Tuol Sleng cuyo nombre significa en idioma jemer "colina de los árboles venenosos". La prisión fue inaugurada en mayo de 1976 y diseñada por Kaing Guek Eav (Duch), quien fue la mayor parte del tiempo su director hasta el 7 de enero de 1979, día en el que huyó del lugar ante la invasión vietnamita de Phnom Penh.
La prisión era de carácter secreto y por ella pasaron más de 14.000 personas entre 1976 y 1979, de las cuales sólo sobrevivieron 12, entre ellas 5 niños. Fue adaptada para retener prisioneros por un largo tiempo. Para evitar la fuga de los reos, sus edificios se cerraron con alambre de espino y las ventanas se cubrieron con barras de hierro. Las antiguas aulas fueron subdivididas en pequeñas celdas individuales de ladrillo y en los pisos superiores se dejaron para reclusión colectiva.
Los prisioneros venían de diversos orígenes: en principio los miembros del depuesto gobierno o personas relacionadas con el mismo, después vietnamitas, chinos y personas consideradas por cualquier razón "enemigos de estado" y por último los mismos camaradas acusados de "atentar contra el partido".
TUOL SLENG
Después de recorrer los pasillos de esta
antigua escuela reconvertida en una prisión donde se encerró, se interrogó y se
torturó hasta su muerte, a miles de
camboyanos y también a algunos extranjeros: 1
Australiano de 32 años, 1 Francés de 22 años que escribe una carta explicando
dónde está, quién es su familia y porqué está ahí, Vietnamitas, etc.
El
sentimiento que se te queda es de una inmensa tristeza y unas profundas ganas
de llorar al ver las barbaries que ha llegado a cometer nuestra especie.
Y sin
poder evitarlo, viene a ti “la pregunta”: ¿cómo había personas que podían
llegar a torturar y a asesinar a otras de esa manera? No encuentro respuesta…
Todavía pueden verse manchas de sangre en el
suelo, muestras de lo que allí ocurrió.
Por lo que me explica Maly (muy apenada y afectada por lo que está viendo)
personas que pudieron visitar el lugar nada más abrir sus puertas al público, cuentan
que se podía sentir el hedor a cadáver, era un olor insoportable, intenso, costaba
respirar…
Esto es lo que queda de aquella “película de
terror”: salas sucias con unas cuantas camas que recuerdan lo que allí sucedió y lo que llegó a sufrir
esa gente antes de morir, las celdas donde estuvieron encerradas, atados a una cadena y con una única caja metálica para depositar los excrementos; cartas de
presos escritas a sus familiares e imágenes de niños, mujeres, hombres y ancianos
que fueron ejecutados aquí.
Sólo observo en silencio y lo único que puedo hacer es rezar por todas esas Almas que allí murieron. Descansen en Paz.
Tengo la gran suerte de coincidir con uno de los supervivientes a esta masacre, el Sr. Chum Mey, que ha escrito un libro para explicar lo que sufrió durante su encierro y para dar a conocer las atrocidades acometidas durante el réjimen de Pol Pot.
Chum Mey, unos de los 7 supervivientes a la masacre.
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